jueves, 27 de abril de 2017

Bombardeo de Guernica




Bombardeo de Guernica



El bombardeo de Guernica (Operación Rügen) fue un ataque aéreo realizado sobre esta población española el 26 de abril de 1937, en el transcurso de la Guerra Civil Española, por parte de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana, que combatían en favor del bando sublevado contra el gobierno de la Segunda República Española. Las estimaciones actuales de víctimas cifran los fallecidos en un rango que abarca de los 120 a los 300 muertos, 126 según el estudio más reciente y exhaustivo.




Habían sido aviones alemanes que fueron enviados sobre Guernica para hacer un ensayo de guerra totalitaria. Era el primer ejemplo de este género de lucha: primero unas bombas para alarmar a la población [la gente comenzó a abandonar las calles y a esconderse en abrigos, en sótanos y bajo cubierto], luego oleadas de bombarderos con explosivos seguidos de bombas incendiarias y, por último, aviones ligeros que ametrallaban a los desgraciados que pretendía huir para salvar sus vidas


Guernica, símbolo de los fueros vascos, tenía antes del ataque una población de unas 5000 personas, a las que habría que añadir un gran número de tropas, que se retiraban para preparar la defensa de Bilbao, y refugiados que huían del avance de las tropas franquistas. En ese momento no tenía ningún tipo de defensa antiaérea, aunque sí tenía tres fábricas de armas, una de ellas de bombas de aviación.
La Legión Cóndor tenía como Comandante al teniente coronel Wolfram von Richthofen (primo del histórico aviador de la Primera Guerra Mundial Manfred von Richthofen, más conocido como el Barón Rojo), que ordenó, al parecer, el bombardeo y que en su diario personal admitía que en Guernica se había portado "muy maleducadamente". El grupo de bombardeo estaba formado por cuatro escuadrillas de Ju-52 y la escuadrilla VB 88 de bombardeo experimental, con Heinkel He 111, y Dornier Do 17. Los bombarderos fueron escoltados por cazas Heinkel He 51 de las escuadrillas de caza 1 y 3.J/ 88 y por los Me-109 del 2.J/ 88, escuadrilla que estaba bajo el mando del teniente Gunther Lützow. Cierto número de aviones de caza italianos participaron asimismo en la misión.
El primer ataque lo realizaron un Dornier Do 17 alemán y tres Savoia S-79 italianos que habían despegado de Soria a las tres y media de la tarde con la misión de bombardear la carretera y el puente al este de Guernica, para obstaculizar la retirada del ejército republicano. Las bombas de los S-79 cayeron en los alrededores del puente y la estación de ferrocarril, destruyendo varias viviendas, y las del Dornier Do-17 alcanzaron la iglesia de San Juan. A continuación intervinieron uno o tres, según las fuentes, bombarderos alemanes He-111. Todos ellos iban escoltados por cazas.



A las 6 de la tarde fue cuando se produjo el bombardeo más intenso a cargo de 19 Ju-52 alemanes. Estos aviones descargaron tanto bombas explosivas como incendiarias, "una mezcla del todo innecesaria si el objetivo hubiese sido un puente", causando una gran destrucción. Las últimas acciones del ataque se produjeron entre las siete menos cuarto y las siete de la tarde. Cinco cazas Fiat y cinco Messerschmitt Bf-109 realizaron ametrallamientos tanto en el interior de la población como en los alrededores. Las alarmas de la villa comenzaron a sonar poco después de las cuatro de la tarde y dejaron de sonar hacia las siete y media. 

domingo, 23 de abril de 2017

"LA CABINA" Toda una denuncia...........................

La cabina es un mediometraje español dirigido por Antonio Mercero en 1972, coescrito por este último junto con José Luis Garci y protagonizado por José Luis López Vázquez. Fue emitido por primera vez el 13 de diciembre de 1972 en Televisión Española. Consiguió un Premio Emmy al mejor telefilme.
El argumento desarrolla una parábola kafkiana concebida en forma de relato corto por el escritor Juan José Plans.
Un ciudadano común y corriente queda atrapado en una cabina telefónica. Pese a los intentos de ayuda de los transeúntes, no puede ser liberado. Pero las cosas pasan a otro nivel cuando los misteriosos operarios que instalaron la cabina esa madrugada se lo llevan con el aparato y todo a un destino desconocido. En el trayecto, el prisionero va dándose cuenta de que está indefenso en manos de unas fuerzas siniestras que lo conducen a un inexplicable y atroz destino del cual parece no haber escapatoria, y del que ninguno de nosotros puede considerarse a salvo.